martes, 3 de marzo de 2009

Notas de la Producción

Desde el principio de este proyecto, Duncan, Michael y yo imaginamos que cuando los personajes escapen de los confines del siglo XIX, podrían sacar los micrófonos de sus bolsillos y bailar. Y en efecto, eso es, justo lo que han hecho, en ambas de nuestras producciones en Nueva York.
Ver a los “niños” parados debajo de un reflector en su vestuario de época y cantando micrófono en mano. O detrás de un pedestal, ha sido dinámico. Nos ha dado la encarnación visual, una señal clara, del rompimiento entre nuestra provincia alemana burguesa y nuestro concierto de alt-rock.
Aunque este guión está dividido en muchas escenas, siempre imaginé que la obra se puede desdoblar con gran fluidez: una mínima cantidad de transiciones, dado que un momento se transforma en el siguiente . Dado que el espectáculo también cambia continuamente entre mundos de escenas y canciones, hace que tenga sentido que sea puesta en escena con un escenario casi vacío, con un decorado no representativo. La iluminación, entonces se convierte en un factor importante.
En esa apariencia, también, tenemos una idea sólida: nuestros personajes jóvenes viven a la sombra de los convencionalismos sociales, pero sus mundos interiores son totalmente eléctricos. Y, el efecto de un rompimiento repentino de un mundo iluminado por linternas a otro encendido con luces de neon ha sido muy espectacular.
Finalmente, en nuestro escenario, todos los personajes han quedado presentes y visibles en todo el espectáculo. Esto ha facilitado ampliamente la entrada y salida de los coros de Niños y Niñas dentro y fuera de las canciones.
Sin embargo, ofrezco estos pensamientos únicamente como notas de nuestro diario. Estoy genuinamente excitado de ver como otros escogen el direccionar los asuntos potencialmente delicados de escenario obtenidos de este muy particular y largamente engendrado texto.

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